A veces, una llama ...

... debe arrasar un bosque hasta convertirlo en cenizas antes de que pueda comenzar un nuevo crecimiento. – A. G. Howard

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Por Matt Kahn

Cuando das las gracias a cualquier cosa asumes que es un regalo, y cuando asumes que es un regalo sólo pueden revelarse los regalos. El agradecimiento es el fin de las agresiones, la desaparición del alejamiento y la muerte del cierre. Es el surgimiento de tu más alta vibración en forma que transforma la realidad de adentro hacia afuera – una bendición de gratitud a la vez.

Nada puede dañar o perjudicar intrínsecamente, a menos que sea algo que te niegues a agradecer. Dar las gracias es dejar de decidir lo que te gusta o lo que no te gusta. Tanto si algo te parece agradable como si te castiga, el agradecimiento reconoce cualquier circunstancia como un entorno en el que se produce tu más profunda expansión, simplemente viviendo los momentos que se presentan. Esto no hace que esté bien que te hieran, te rechacen, te juzguen, te traicionen o cualquier otra forma de abuso, pero mientras te mueves hacia situaciones más seguras y estables, un alma que despierta recuerda dar las gracias por cada uno de los encuentros que se crean para inspirar su evolución más inmaculada.

Aunque esto pueda parecer contraintuitivo para la mente, es una verdad eterna que reside en lo más profundo de tu alma. Tanto si el corazón se esconde, como si la mente desea discrepar o debatir, ambos son aspectos igualmente únicos del ser que están aquí para ser abrazados, honrados, adorados y apreciados, tal y como son. Si agradeces a tu mente, se relajará. Si agradeces a tu corazón, se abrirá. Si das las gracias a tu pasado, se integrará. Si das las gracias a tus síntomas, se curarán. Si agradeces a tu sombra, se desvanecerá. Si das las gracias a tu vida, se transformará. Si te das las gracias a ti mismo, amanecerá la luz.