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Debemos aprender a dejar que las cosas fluyan como el aliento, ...

  • Foto del escritor: sylviahatzl
    sylviahatzl
  • 7 mar 2023
  • 1 Min. de lectura

... y la vida hará el resto. – Iyanla Vanzant



Por Anne Lamott


Lo admito, a veces esta postura de gratitud puede ser un poco difícil. Tantas cosas malas suceden en la vida de cada uno de nosotros.


¿Quién lo iba a saber? Cuando mi hijo Sam tenía siete años y descubrió que probablemente él y yo no moriríamos exactamente en el mismo momento, empezó a llorar y dijo: "Si lo hubiera sabido, no habría aceptado nacer".


Esta única verdad, que las pocas personas a las que adoras morirán, es muy difícil de absorber. Pero encima, a alguien le fallan los frenos, o alguien aprieta el gatillo o arrebata al niño, o alguien en quien confiaba profundamente sucumbe a la tentación, y todo se desmorona.


Estamos heridos más allá de cualquier posibilidad razonable de curación. Nos atormentan nuestros fracasos y nuestra mortalidad. Y, sin embargo, el mundo sigue girando, y en nuestro dolor, rabia y miedo unas pocas personas siguen queriéndonos y apareciendo.


Todo es movimiento y estasis, cambio y estancamiento. Ocurren cosas horribles y ocurren cosas hermosas, y todo forma parte del conjunto.


Frente a todo, poco a poco salimos adelante. Conseguimos hacer nuevas construcciones y cestas para guardar lo que queda y lo que acaba de aparecer. Llegamos a conocer -o a reconectar- con algo rico y bueno de nosotros mismos.


Y en algún momento, dirigimos la mirada al hermoso cielo, por encima de toda la mierda en la que nos revolcamos, y susurramos: "Gracias".

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