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Deja de pensar que no puedes influir en el futuro.

  • Foto del escritor: sylviahatzl
    sylviahatzl
  • 11 jun 2022
  • 3 Min. de lectura

Díga a ti mismo que el futuro no viene hacia ti, sino que viene a través de ti. El cambio que viene hacia ti es el cambio que colocas en tu futuro con los pensamientos, palabras y acciones de hoy. – Neale Donald Walsch


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Un poco más tarde, en la página web de una querida amiga me encontré con un enlace a una colega suyo. Y de nuevo había un enlace a un evento que tenía lugar en octubre: una persona llamada Amma que venía a Múnich, como hace cada año.


Cuando vi la foto de Amma, me levanté de la silla como si me hubieran dado un golpe: "¿Qué...? ¡La conozco! ¿Dónde la he visto antes?"


Entonces vi que estaría en Múnich dentro de una semana.


"¡Ahí es donde voy a estar, y me va a cambiar la vida!", exclamé.


Así que el sábado siguiente tomé el metro hasta el sitio y llegué allí sobre las cuatro de la tarde. Bastante desorientada, entré y atravesé las filas de mesas, definitivamente había mucha gente, pero no había multitudes. Todo el mundo parecía tener algo que hacer de alguna manera, y me adentré en el vestíbulo preguntándome cómo iba todo aquello, dónde estaba esa Amma…


Entonces mis ojos se posaron en una gran pantalla que colgaba del techo en medio de la sala. Allí estaba ella, esta Amma, riendo y abrazando a la gente una por una.


Volví a apartar la mirada de la pantalla y la dirigí hacia la sala para buscarla... entonces mis ojos se posaron en un grupo de personas que se agolpaban justo debajo de la pantalla. Había que levantarse y volver a sentarse, también había empujones... y de repente la vi. Una persona pequeña, de cara morena, pelo negro y sari blanco, abrazaba una tras otra desde la cola de personas que la rodeaban.


Me quedé de piedra. Por un momento contuve la respiración y se me llenaron los ojos de lágrimas... y lloré. Me acordé de mi respiración... y sollozando en silencio, me quedé mirando la escena que tenía delante... la risa de esta mujer... y cómo abrazaba brevemente de uno en uno…


De repente me di cuenta de que tenía calor: ¡la sala estaba caldeada! Miré el reloj. Llevaba casi una hora allí de pie. Me quité la cálida chaqueta de invierno (era finales de octubre y ya hacía bastante frío) y empecé a mirar a mi alrededor. Esto llamó la atención de un hombre y amablemente me preguntó qué estaba buscando. Me explicó cómo podía conseguir también un abrazo, y también me mostró dónde podía dejar mi abrigo y también conseguir algo para comer.


Entonces Amma se tomó un descanso. No volvió hasta la noche. El programa comenzó con música y meditación antes de recibir de nuevo una cola, ahora mucho más larga, de personas para abrazarlas brevemente una tras otra…


Cuando llegué a sus brazos, me miró brevemente y mi cabeza quedó entre sus pechos. Una mano la pusó en mi cabeza mientras yo experimentaba una exhalación como nunca antes había experimentado en mi vida. Todo mi ser parecía exhalar en su redondo y suave cuerpo... una, dos, una tercera y hasta una cuarta vez…


Luego me acercó suavemente a su hombro y me susurró al oído derecho: "¡Mi querida! ¡Mi querida! ¡Mi querida!”.


Y me dejó ir. Me dio un caramelo en la mano y rápidamente miró hacia otro lado.


Me apartaron con manos suaves y conseguí volver a las filas de sillas sentiendome sin las rodillas y sentarme a llorar sin freno.


Más tarde me enteré de que esto ocurre con mucha frecuencia.


Aproximadamente un mes después, surgió un nuevo contacto comercial que condujo directamente a una colaboración. Escribí contenidos web para este cliente durante los meses siguientes, antes de que tuviera que interrumpir su puesta en marcha en marzo de 2011.


Entonces dejé mi piso y mi vida en Múnich y me fui al ashram de Amma, Amritapuri, en Kerala, India. No tenía la menor idea de en qué me estaba metiendo, y también me daba mucho, mucho miedo vivir en ese clima y en esas circunstancias (India, ruido, multitudes, sin espacio...), pero sabía que tenía que hacerlo, por alguna razón tenía que hacerlo.


Me quedé allí casi diez años.

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