La esperanza ve lo que nosotros no podemos.

Y como nosotros no podemos, la esperanza nos pide que creamos que sí puede. – Craig D. Lounsbrough

Por qué el querer no funciona y el desear sí

Por Tehya Sky, 24 de septiembre de 2014

El recibir no puede ocurrir en el recipiente del querer.

Esta es nuestra meditación en este momento.

Todo tiene una vibración. Cuando encarnas la energía del querer, el vehículo de tu ser toma una forma particular. La forma del querer. Y en la forma del querer, nada puede ser verdaderamente recibido. El amor no puede encajar en esta forma, la prosperidad no puede encajar en esta forma, la paz no puede encajar en esta forma.

Para recibir realmente, debes estar sin forma. Debes estar abierto a la energía que estás llamando, y luego ser capaz de recibirla y sostenerla. Ser uno con ella. Sólo cuando eres uno con "algo" lo recibes de verdad, sólo entonces eres verdaderamente íntimo con él y sólo entonces puedes conocerlo de verdad, sentirlo de verdad. Sólo entonces puedes bailar con esta energía, ser movido por esta energía, y sólo entonces puede revelarse la química de ti más esta energía.

Si estás queriendo a otra persona, no hay espacio para que el otro se encuentre contigo. Sólo hay un vehículo tenso de ansiedad a través del cual no puede fluir la corriente de la verdad y la plenitud. Si quieres sentirte diferente de lo que sientes, no hay aceptación. Y cuando no hay aceptación, sólo hay resistencia y, por tanto, no hay posibilidad de transformación. No hay intimidad con el momento, no hay viaje para desenvolver los regalos.

¿Y quién puede querer de verdad? Si no hay nadie allí -ninguna persona dentro de la persona- ¿quién está queriendo? Tu esencia pura sólo puede aceptar, y la esencia de tu alma sólo puede inspirarse. La fuente de esta inspiración se desborda en la pureza del deseo.

El deseo puro es el combustible divino que atrae aquello que estás deseando. Su canción flota hacia su resonancia como un magnífico humo danzante, atrayendo su enfoque hacia la manifestación. Cuando tu mente está demasiado involucrada y apegada, está en el querer, lo cual es muy diferente. Cuando la energía es la pura pasión de tu alma, desprendida y en entrega de lo que será, es el deseo. El deseo ilumina, el deseo es un micrófono para Dios. Es el sentimiento primario que desencadena la manifestación, y su presencia es un ingrediente obligatorio en la alquimia.

¿Quieres que tu vida se ajuste a las ficciones de tu mente, o te sientes más lleno, más verdadero, al entrar en la apertura divina? Aquí está el resto de la meditación para ti: Relájate mientras ves cómo las ramas quemadas del deseo se rompen en su inutilidad. Respira profundamente mientras la vieja estación se desvanece. Disfruta de la preciosa sensación de apertura mientras el espacio se despeja para que el cálido torrente dorado del deseo lleve tus visiones a la realización. Cada momento es una invitación a casa.